viernes, 6 de septiembre de 2013

GRACIAS DIOS POR EL HERMOSO DON DE LA VIDA!!!!!!








Conectivismo en el ciber

Pense que era un sábado como cualquiera, lo único diferente era que la clase era en un ciber. El tema no era simple, pero podriamos compartir lo que sentíamos con los compañeros de estudio y con aquellos que se sumaran.

Como me sentí, al principio no entendía nada, era como chatear pero sobre un tema dado. Miraba la cara de todos y cada uno estaba cómo los chicos de la escuela tratando de hacer la tarea de la mejor manera. Hasta que la Profe Luz nos dijo que debíamos dar nuestro aporte y ahí comenzó a resonar en mi corazón la imagen de los chicos con discapacidad con los que tuve la suerte de vivir un año, la de mis alumnos con todo en el bolsillo y nada en el corazón y los otros los que viene cada día en La Carcova a volcar en un teclado todo sus sentimientos por el dolor que significa no tener el pan en la boca....

CONECTIVISMO, palabra que me sonaba lejana, "Bloogs", "gadget" y tantas otras que me hacían pensar en que idioma me hablaba la profe... Hoy descubrí el porque y principalmente el "para que" de aquella mañana. Ser educador no es fácil. Pero se hace fácil cuando se apuesta y se sueña en grupo.

jueves, 5 de septiembre de 2013

MARIA DEL ROSARIO DE SAN NICOLAS

Esta canción fue compuesta por un amigo y desde el año 87 la canto en cada llegada que hago a San Nicolas, caminar para adelante durante cuatro dias no es tan importante, si no caminara para adentro...Espero que les guste.

miércoles, 24 de julio de 2013

RODOLFO KUSCH:


El libro en el cual baso lo que a continuación redacto pertenece al filosofo argentino Rodolfo Kusch. El libro se llama “Esbozo de una antropología filosófica americana” y fue escrita en Maimara en el año 1978.

Kusch , en su introducción al libro, explica la importancia de escuchar a los que el llama “informantes”, sus decires que se transforman en palabras grandes y que conducen al conocimiento: “el hablar popular dice entonces la palabra común, pero esconde, detrás, la gran palabra, que completa al sujeto viviente”.

Intentare explicar solo dos de los once capítulos de este libro.

  1. Lo humano en América (cap. 7).
  2. Estar- siendo como juego ( cap. 10 del mismo texto).


  1. Lo humano en América.

Quiero comenzar haciendo un breve relato personal.
         Hace algunos años tuve la suerte de ver ,en el sur de México, un comienzo de la cosecha del maíz. La comunidad descendiente de los Mayas, seguían con una tradición que voy a contar: Cuando la tierra ya estaba preparada, llegando la época del sembrado, ningún hombre de la comunidad podía tener relaciones sexuales con la mujer; todos se encontraban en un lugar y se esperaba en un gesto de oración la salida del sol. Cuando los primeros rayos salían el jefe de la comunidad bendecía a cada uno y tomando él la delantera, comenzaban entre todos la siembra caminando por entre los surcos ya abiertos.
         Era asombroso ver el respeto de estos hombres por la siembra, sentía una alegría y un gozo de poder vivir esto con ellos. Al preguntar el porque de la preparación me contaron que “el hombre se hizo de maíz, no pudo hacerse de barro, la lluvia se lo llevaría... nosotros si tenemos relaciones sexuales con nuestras mujeres, le quitaríamos fecundidad a la tierra, por eso esperamos, y cada uno agradece por tener aún el maíz con nosotros...”

         Creo que esto me sirvió para ver lo que Kusch ,hacia  tiempo , escribió en uno de sus libros.

         “Si pregunto por lo humano en América inquiero por la posibilidad de una antropología. Se trata de ver cómo se desenvuelve el hombre en un lugar geográfico limitado como es América. En cierto modo pregunto por el episodio local de ser hombre”.[1]

         Rodolfo Kusch traslado su vida desde la gran Buenos Aires al norte del país, intento responder a esta pregunta de estar, y de ser en América Latina, buscando informantes en la raíz quechua o Aymará, pero sin olvidarse de preguntar por lo que era también un habitante de su buenos aires. Él explica que advirtiendo el problema que , si en ves de medir las diferencias, nos atreviéramos a pensar en que medida el quechua, el aymará o el porteño participan también de lo humano, toda nuestra pregunta se abriría en un pensar filosófico. Un pensar filosófico que debe elaborar una fenomenología del pensamiento popular.

         “¿Pero como instrumentar un análisis filosófico a partir del pensamiento popular?”. Él dice que tomar en cuenta lo popular sería dejar de lado el pensamiento imperial y renovar la polémica entre Heidegger y Scheler: “si bien el primero rechaza una antropología filosófica puramente enumerativa de las cualidades del hombre sostenida por Scheler, sin embrago nos queda la duda de que ni uno ni el otro, quizás por no ser americanos, logran captar toda la esencialidad del hombre”[2].

Para Kusch tiene mucho valor el momento histórico que América Latina venía viviendo en esos últimos años, era el momento de su pueblo: “el pueblo en América nos afecta pero no como algo exterior, sino también porque somos todos un pueblo afectado”[3].  Es importante ver como el autor se siente parte integrante de una cultura, aconsejando la importancia del pensar contenido desde el filosofar, para tomar una conciencia de nuestra realidad latinoamericana.

El dice que “ del puro pensar es donde toma validez el pensamiento popular, donde rigen los símbolos con toda su carga semántica y que, por eso mismo, sugiere elementos genuinos para una filosofía”[4].

Hacer una filosofía desde América Latina, no es otra cosa que tener en cuenta ese pensamiento popular, respetando sus mitos, respetando el lugar del pobre, teniendo en cuenta lo que significa para el hombre latinoamericano su relación con el suelo. El se pregunta si cabe una filosofía sin suelo, el haber sido tocado por los dioses y ser condenando a ser un ente. Hace referencia a la gravidez del suelo y a sentirnos como una deformación de el.

Por eso cuando vuelvo a recordar lo vivido con los mayas a sentirme parte de la fecundidad de la tierra, a sentirme parte de un pensamiento popular a sumirme en “el pensamiento popular, en una tradición elaborada por una masa anónima en medio de la cual andamos nosotros cotidianamente”[5]. No dejo de pensar en lo que Rodolfo Kusch, puso por escrito diciendo que debemos ser capaces de comprender el gesto y el lenguaje de nuestra gente, pero también el significado que debe tener el hacer filosofía desde ahí. “Una filosofía así no sería una culminación sino una dinámica. Sería el buceo constante sobre el sentido que nos rodea”[6]. Una propuesta que asoma en un nuevo día, no como un quehacer de una élite profesional.

“ Asumir el pensamiento popular supone regresar además a la conciencia natural y, por consiguiente, implica un nuevo comienzo. Pero si esto da inseguridad será porque se nos resquebraja lo que pensábamos sobre lo que el imperio nos decía sobre qué era el hombre...”[7].

Preguntarse por lo humano desde America lleva a retomar, según Kusch, el concepto de la doble vectorialidad del pensamiento. O sea, la distancia que media entre una conciencia mítica y una conciencia de lo real es cubierta por el pensamiento mítico frente al mundo de las cosas. Teniendo en cuenta que “el pensar popular juega constantemente entre lo mítico y lo real”[8], como lo ya expresado en la teoría de la creación del hombre dentro de la cultura maya ( recomiendo leer el llamado Popol Vuh)[9].

El pensar popular responde a un modelo de pensar humano en general.

  1. Estar- siendo como juego.

En el encuentro con la cultura Azteca, aprendí la importancia del estar siendo , y no tanto del estar haciendo. En un viejo poema azteca los ancianos decían ante el asombro de los frailes franciscanos “ no para siempre aquí, tan solo un poco...”
     Kusch explica que  el “ganarse la vida” supone un acierto hacia la eficiencia, simulado en el “saber vivir”. Se gana el acierto tomando conciencia de lo lúdico de vivir[10].
     La vida como algo lúdico, como un juego en donde uno tiene ciertos aciertos fundantes, porque para ganar el acierto  de ganarse algo, implica fundar. Aunque, los aciertos fundantes son momentos del vivir mismo, carecen de consistencia, no hacen al vivir mismo. El vivir en general es mayor que la seguridad fundada, el estar del estar viviendo hace a la pregunta por un fundamento mayor que no asoma[11]; es una pregunta que se hace. ¿Que es lo que funda el acierto eficaz del vivir?. Es un juego existencial donde se regresa del “siendo” del ser, hacia el “estar”[12].
El intenta explicar que es a nivel popular donde se incuba la presencia del otro, donde el “estar-siendo” surge el afán de decir sí a las cosas o darle un fundamento para la vida, de hacer ciencia.
Desde este ángulo la formula del estar- siendo implica una paradoja de lo humano mismo, donde el obrar apunta al “es”, pero dentro de lo que ya está dado en lo impensable de lo que “está”.[13]  Lo lúdico abre áreas de interpretación de lo humano que no  es algo fijo sino mas bien dinámico, donde no tiene sentido abrir modelos rígidos, sino en movimiento. Como el ejemplo de los viejos aztecas en donde, a pesar de la tristeza de la derrota ante los españoles, seguían jugando, disfrutando de la vida porque  sabían que no todo era para siempre, que no hay que contentarse solo con un “estar- haciendo” sino con un “estar- siendo”.

Aquí se da una diferencia entre un hombre del interior y uno de la ciudad, entre los caudillos  y los que  querían organizar el país a partir de 1853, dice Kusch, se ve una diferente manera de organizar lo lúdico de la vida al querer organizar una Constitución. En unos ,los primeros, ubican lo fundante en el propio suelo, los otros en el puerto desde donde se comunicaban con el extranjero. Los primeros mantenían su lugar filosófico, los otros prefiguraban una estrategia desde lo económico postergando su lugar para cuando hubiera orden. Los caudillos apuntaban a un “es” relativo que se perdía en un siendo gerundivo, para “estar”. Los otros invertían la formula: asumían seriamente el “esto es” para “ser”, pero con ello escamoteaban el fundamento, mejor dicho, lo inmovilizaban. La prueba está en que necesitaban una constitución.[14]
Cada uno, cada civilización ensaya el mismo juego, pero en el centro se dan distintos modos de decir “esto es”.

Al finalizar el capítulo el autor vuelve a hablar de dicha diferencia, en donde la “razón” de la ciencia, donde hay reglas dadas. Se opone a la falta de seriedad del juego. Lo lúdico, es lo que importa y te ayuda a llegar a la frontera de lo teológico, incluso para el ateo. Mas aún, es pasar de la seriedad de la ciencia que reduce el campo de la “ratio”, a la falta de  seriedad del juego que constituye el vivir en general.  Si bien, el juego tiene reglas, no se disuelven estas a la seguridad de la “ratio”.  Invertimos la formula, dice Kusch, de ser hombres; incurrimos en la trampa de “ser” para “estar”, en vez de hacer efectivo el “estar- siendo”.

El hombre de ciudad, el hombre del interior responden a la necesidad constante de “ser”. Algunos “haciendo” y otros “siendo”. En ambos casos, creo, cabe preguntarse que hay que hacer para que se de lo humano. Para que uno se atreva a escuchar a esos informantes del interior que siguen dándonos verdaderos ejemplos de seriedad ,animarnos a pensar las respuestas a los porques que se nos dan en la vida.

  1. A modo de conclusión.

Sin duda que leer a Rodolfo Kusch no es para nada fácil, intentar poner por escrito ,brevemente, lo manifestado por el; carece de bastante contenido de sus escritos. He intentado partir desde algunas experiencias personales vividas en la peregrinación misionera a pie junto a la Virgen de Guadalupe y el Cristo negro,que se realizo desde el año 1992 hasta el año 2000, por América Látina y el Caribe
Tuve la oportunidad de haber leido a Kusch antes del camino, y tengo la suerte de poder leerlo para presentar este trabajo. Sin duda que con dos visiones diferentes pero de  una manera enriquecedora.
Pero lo “humano en América”, el “estar- siendo” como un juego me invita a pensar en todo aquello que aprendí y aprendo al lado de la gente humilde, pobre, del interior.
Quiero terminar con una oración escrita por un hombre perteneciente a una comunidad del Quiche ( en Guatemala), descendiente y perteneciente a la comunidad de los Mayas. Este hombre vio como se asesinaba a su familia en la política de “tierra arrasada” que llevo a la muerte sistematica de 100000 personas en su tierra. Al pasar la peregrinación por ahí, y estando el asesino de su familia en la celebración dejo está oración que ayuda a sentir de una manera profunda lo que Rodolfo Kusch dejo asentado en sus escritos:
“Te pido, Virgencita de Guadalupe, que bendigas y unas los corazones de nuestros hermanos aztecas, mayas, incas y otras fe cristianas de América y de todo el mundo. Que bendigas nuestros pueblos, nuestra cultura, nuestro trabajo, nuestros benditos alimentos. Echenos nuestras lluvias para que crezcan nuestras siembras. Denos la paz, sin guerra, sin desigualdad social, económica y política de nuestros pueblos. Que todos se levanten, que ninguno quede atrás de los demás, ni los pobres ni ricos de esta tierra amada, como tu amas, Virgencita de Guadalupe”.

Ser hombre y mujer, estar- siendo, en esta tierra amada: Se trata en el fondo de abrevar en nuestro “estar” lo fundado. Pero para ello nada se necesita. Apenas asumir toda la paradoja del vivir mismo, pero también toda su sacralidad.[15]





Claudio E. Viale.



















[1] Esbozo de una antropología filosófica Americana. Rodolfo Kusch. Ed. Castañeda. P. 101.
[2] Ibidem, p. 102
[3] Ibidem, p. 103
[4] Ibidem, p. 104
[5] Ibidem, p. 106
[6] Ibidem, p. 106
[7] Ibidem, p. 106
[8] Ibidem, p. 105
[9] Popol Vuh. Las antiguas historias del Quiché. Autor anónimo. Ed. Fondo de cultura económica.
[10] Esbozo de una antropología filosófica Americana. Rodolfo Kusch. Ed. Castañeda. (p. 128)
[11] Ibidem, p. 127
[12] Ibidem, p. 128
[13] Ibidem, p. 129
[14] Ibidem, p. 130
[15] Ibidem, p. 146

lunes, 7 de enero de 2013

BALANCE DEL AÑO


Mi percepción a medida que envejezco es que no hay años malos. Hay años de fuertes aprendizajes y otros que son como un recreo, pero malos no son. Creo firmemente que la forma en que se debería evaluar un año tendría más que ver con cuánto fuimos capaces de amar, de perdonar, de reír, de aprender cosas nuevas, de haber desafiado nuestros egos y nuestros apegos. Por eso, no debiéramos tenerle miedo al sufrimiento ni al tan temido fracaso, porque ambos son sólo instancias de aprendizaje. Nos cuesta mucho entender que la vida y el cómo vivirla depende de nosotros, el cómo enganchamos con las cosas que no queremos, depende sólo del cultivo de la voluntad. Si no me gusta la vida que tengo, deberé desarrollar las estrategias para cambiarla, pero está en mi voluntad el poder hacerlo. “Ser feliz es una decisión”, no nos olvidemos de eso. Entonces, con estos criterios me preguntaba qué tenía que hacer yo para poder construir un buen año porque todos estamos en el camino de aprender todos los días a ser mejores y de entender que a esta vida vinimos a tres cosas: -a aprender a amar -a dejar huella -a ser felices.

En esas tres cosas debiéramos trabajar todos los días, el tema es cómo y creo que hay tres factores que ayudan en estos puntos:

-Aprender a amar la responsabilidad como una instancia de crecimiento. El trabajo sea remunerado o no, dignifica el alma y el espíritu y nos hace bien en nuestra salud mental. Ahora el significado del cansancio es visto como algo negativo de lo cual debemos deshacernos y no cómo el privilegio de estar cansados porque eso significa que estamos entregando lo mejor de nosotros. A esta tierra vinimos a cansarnos.

-Valorar la libertad como una forma de vencerme a mí mismo y entender que ser libre no es hacer lo que yo quiero. Quizás deberíamos ejercer nuestra libertad haciendo lo que debemos con placer y decir que estamos felizmente agotados y así poder amar más y mejor.

-El tercer y último punto a cultivar es el desarrollo de la fuerza de voluntad, ese maravilloso talento de poder esperar, de postergar gratificaciones inmediatas en pos de cosas mejores. Hacernos cariño y tratarnos bien como país y como familia, saludarnos en los ascensores, saludar a los guardias, a los choferes de los micros, sonreír por lo menos una o varias veces al día. Querernos. Crear calidez dentro de nuestras casas, hogares, y para eso tiene que haber olor a comida, cojines aplastados y hasta manchados, cierto desorden que acuse que ahí hay vida. Nuestras casas independientes de los recursos se están volviendo demasiado perfectas que parece que nadie puede vivir adentro.

Tratemos de crecer en lo espiritual, cualquiera sea la visión de ello. La trascendencia y el darle sentido a lo que hacemos tiene que ver con la inteligencia espiritual. Tratemos de dosificar la tecnología y demos paso a la conversación, a los juegos “antiguos”, a los encuentros familiares, a los encuentros con amigos, dentro de casa. Valoremos la intimidad, el calor y el amor dentro de nuestras familias. Si logramos trabajar en estos puntos y yo me comprometo a intentarlo, habremos decretado ser felices, lo cual no nos exime de los problemas, pero nos hace entender que la única diferencia entre alguien feliz o no, no tiene que ver con los problemas que tengamos sino que con la ACTITUD con la cual enfrentemos lo que nos toca.

Dicen que las alegrías, cuando se comparten, se agrandan. Y que en cambio, con las penas pasa al revés. Se achican.

Tal vez lo que sucede, es que al compartir, lo que se dilata es el corazón. Y un corazón dilatado esta mejor capacitado para gozar de las alegrías y mejor defendido para que las penas no nos lastimen por dentro".

MAMERTO MENAPACE (Benedictino) Noviembre de 2012.

* 'Mamerto Menapace' es su nombre, no es un apodo, nació en Malabrigo, región del Chaco santafesino, hoy norte de la provincia de Santa Fe, el 24 de enero de 1942. Mamerto es un monje y escritor argentino. Hijo de María Josefina, noveno de trece hermanos, monje benedictino del monasterio Santa María de Los Toldos desde el año 1952