“ Yo me experimento como un ser incompleto
y desde mi indigencia
veo mi ser
como un vivir
tendiendo hacia lo utópico,
denunciando y
anunciando.
Por eso me es
imposible exigir sin comprometerme.
Yo camino hacia la
paz, porque me reconozco falto de paz.
En esto consiste un
pensar utópico:
No en un compromiso
con lo invisible,
Si no en concretar los
sueños que están a mi alcance.
Por eso un pensar
utópico se opone a un pensar resignado.”
Paulo Freire.
Claudio nació en una familia de clase
media, en Gualeguaychú, su papá y su mamá siempre trabajaron en el ámbito de la
gastronomía. Es el segundo hijo, tiene una hermana mayor, otro hermano menor y
cuando él tenía siete u ocho años llega un nuevo integrante a su familia que es
un hijo de una prima que sus papas adoptan.
El recuerda que en su niñez nunca le faltaba nada,
pero siendo pequeño, sufre de unas convulsiones que lo llevan a trasladarse a
Bs. As. en donde pasa la mayor parte del tiempo solo. Viviendo en casa de unos
tíos o internado en un hospital. Tenía apenas cuatro años.
Su familia viene luego a Bs. As. en donde intentan
probar suerte. Su papá logra colocar unos negocios de comida en donde la
familia pasaba la mayor parte del tiempo, especialmente los fines de semana,
trabajando. Una tía lo lleva un fin de semana a una misa, él no entendía mucho,
ya que sus papás no le daban en ese tiempo importancia a la religión, el
recuerdo de esa primer misa aún lo tiene fresquito. Recuerda que el sacerdote
predicaba sentado, ya que tenía una pierna enyesada, y pregunto quién deseaba
ser sacerdote. El levanta la mano y su tía se ríe…
La situación en el país no estaba del todo bien, eran
los comienzos de los 70 cuando deciden regresar a Gualeguaychú, el más de una
vez se escapa de su casa y se venía para Bs. As. a donde sus papas venían a
buscarlo. Comienza a ser golpeado “¡Es un chico difícil!”, decía su papá.
A medida que iba creciendo su inclinación fue mas por
la lectura y los deportes, igualmente trabajaba repartiendo viandas de comida
para poder tener un poco de dinero que utilizaba en viajes o en compra de
libros. Sus papas intentaron enviarlo a catequesis, pero el nunca le interesó;
su opinión era que si Dios existía porque era tan golpeado por sus papas y
porque el no tenía unos padres que pasearán con el los fines de semana, o
porque no iba nadie a verlo competir “ ¡deja de molestarme con ir a misa!, le
decía a mi mamá cuando me quería levantar temprano para que vaya con mis
hermanos!”…
Entre los once y catorce años, solamente estaba en su
casa de vez en cuando; como sus papás trabajaban todos lo días hasta tarde,
después del Colegio se quedaba en la casa de unos amigos.
Cuando estaba en primer año, una inundación se lleva
todo lo que tenían, la casa y los negocios de su papá. Tiene que vivir separado
de su familia casi un año, ya que separaban a los inundados por galpones (
mujeres por un lado y hombres por otro); la familia de sus amigos se enteran y
lo lleva a vivir con ellos. Ahí comienza a participar todos los domingos de
misa, aunque para el no significaba nada…
Cuando regresaron a vivir juntos, su papá y su mamá
discutían mucho y siempre lo golpeaban a el cómo un causante de la discusión.
Siempre soñaba con irse de su casa, se juntaba con un grupo de chicos de la
calle y comenzó a hacer del robo y la mentira un sistema de vida. “Fue una
niñez durita, aún hoy cuando me acuerdo me cuesta aceptar lo que la violencia y
el odio puede hacer en el corazón de un niño. Me acuerdo que aprendía Karate para poder pegarle a los demás y soñaba
poder pegarle a mí papá” Entraba a las Iglesias y se quedaba largas horas
mirando una cruz que estaba al ingreso del templo.
Estando en tercer año, una compañera lo invita a ir a hablar
con un sacerdote, Claudio piensa que es una hermosa oportunidad para poder
hablar con alguien, así que lo hace y va. Con ese sacerdote tiene largas
charlas, le plantea sus dudas y porque Dios había sido tan malo con el.
Su papá se va de la casa a buscar
trabajo a Bs. As. y regresaba los fines de semana. La situación económica en la
casa era muy mala. Claudio le pide (por mentiras) más de una vez dinero y la
utiliza en tonterías.
Ahí es cuando Claudio se acerca un poco
más a la fe. Le pide perdón a este padre, y quiere que lo prepare para recibir
la primera comunión.
En una noche de Navidad, recibe su primera comunión,
cuando regresa a su casa después de las doce (misa del Gallo); se encuentra con
su papá que cuando se entera que tomó la comunión lo reta, intenta golpearlo y
le dice que no quiere saber más nada con él.
Claudio dice que esa noche, es la noche en que él
volvió a nacer de vuelta. Tenía recién 15 años, pero ya se decidió que lo más
importante era vivir su fe, aferrándose a la cruz, e intentar perdonar a su
papa como escuchaba en su catecismo.
Su papá regresa a Bueno Aires y durante casi medio año
no saben nada de él, Claudio decide ir a buscarlo y luego de mucho andar ( le
tocó dormir en la casa de un amigo de Gualeguaychu) lo encuentra durmiendo y
viviendo en el local de un amigo que le daba trabajo. Era el año 1981, cuando
su papá encuentra un mejor trabajo, y decide traer toda la familia a Buenos
Aires; Claudio antes de venir toma la confirmación junto con cinco chicos ( ya
no tan chicos) de la calle a los que nunca dejó de ver.
Ya en Buenos Aires, la cosa parecía mejorar, Claudio
empieza a participar en A. C y va por primera vez a misionar a un asentamiento
de la Pcia. de Buenos Aires; decide, mientras terminaba quinto año, vivir en el
asentamiento los fines de semana. Ahí conoce a lo Misioneros del Verbo Divino,
que le enseñan la opción preferencial por los pobres y el participar en las
Comunidades Eclesiales de Base. Descubre así otra visión diferente de Iglesia y
quiere ser misionero laico en África.
Termina quinto año, y cuando pide irse como misionero;
más de un hermano de la congregación sale para casarse con alguna chica de las
comunidades. Esto le dolió mucho ya que aún no entendía mucho que era el voto
de castidad y porque estos misioneros dejaban de soñar con cambiar la sociedad
y el acompañar a la gente.
Cuando regresa a su casa un día su papá dice que no
aguantaba más (se quedó sin empleo) y que se iba matar. Claudio sale llorando,
pidiendo ver las cosas con claridad; toma el Subte, baja en Plaza de Mayo
camina unas cuadras y entra a la Iglesia de San Francisco dispuesto a gritarle
a Dios porque lo había nuevamente abandonado.
Sin saberlo, ese era justamente el día de San
Francisco, estaba predicando un Fraile Dominico( el no sabia la diferencia)
cuyas palabras fueron: “ Francisco dijo hermano sol, hermana luna, hermana
creación, hermano todos los hombres, porque fue primeramente hermano de sí
mismo y de su historia…”
Cuenta Claudio que esto le dio un poco
de respuesta a sus preguntas y quiso conocer más de ese santo. Le pidió una
entrevista a un fraile que lo atendió bien, pero que le dijo que si deseaba ser
pobre no fuera Franciscano, Claudio se va un poco desilusionado; pero compra el
libro de las obras completas de San Francisco. Averigua que en Pompeya vivían
otros Franciscanos a quienes va a ver, la entrevista dura poco ya que cuando él
le cuenta al Fraile que ya había hablado con los de la Basílica de San
Francisco este le contesta “¡pero esos son menores!”. El mucho no entendía la
diferencia entre menores y capuchinos; pero lo llevo a seguir leyendo la vida
de Francisco y de soñar que se podía ser “hermano de sí mismo y de su
historia”.
La situación económica en su casa mejora, y él
trabajaba en una empresa. Comienza a estudiar con los Verbitas un Seminario
teológico para laicos. Siente la necesidad de un compromiso mayor; aprende lo
que es rezar ante la eucaristía. Sigue viviendo los fines de semana en el
asentamiento de Rafael Calzada y enseña catecismo, aparte de seguir trabajando
en las C.E.Bs..
En una parroquia de Capital lo invitan a hablar de las
Comunidades Eclesiales de Base; el va y antes que el están hablando de la
pobreza dos Hermanos Franciscanos. Claudio se acerca y les cuenta su
experiencia con los Frailes. Estos se ríen y lo invitan a que vaya a comer con
ellos ese fin de semana. El convento quedaba en Ciudadela y pertenecía a la
Orden de los menores pero a la Provincia Franciscana de Asís. Sigue
visitándolos una vez por semana, no dice nada en su casa ya que su papá no
estaba de acuerdo con que el se dedicará tanto a la Iglesia y no tuviese novia
o comenzara la facultad.
En Enero del año 1984 le pregunta a sus papás que
dirían si el se metiera a un convento, ellos le contestan que “no te hablamos
más”; Él les responde que bueno que lo hagan porque al día siguiente ingresaría
a la Orden franciscana. Sus papas cumplen con su promesa y durante una año y
medio el no puede ni siquiera entrar a su casa.
Comienza el postulantado y a cursar el propedéutico en
el Colegio Máximo de San Miguel. Claudio dice que le cuesta la vida en
comunidad, le costaba cumplir con los horarios de oración y de silencio. Era
muy crítico de la comunidad y el no cumplimiento de la pobreza de Francisco. En
la comunidad lo bautizan “fray Elena pons” ( el enano ponzoñoso). Se quedaba
dormido en el rezo del rosario y para él la fe se basaba en la Cruz,en la
Eucaristía y en la lectura de la Palabra de dios.. No entendía la devoción a
los Santos y a Maria.
Un día, al mediodía, al regresar de la facultad se
encuentra con la visita de su papá; este estaba más flaco y ya hacía un año y
medio que Claudio no lo veía. Su papá se queda a comer y antes de levantarse de
la mesa pide hablar y dice “yo pensé que perdía un hijo y veo que gané a
muchos”. Claudio se entera que su papá tiene cáncer en el duodeno y que a lo
sumo le quedan dos meses de vida.
Claudio pide salir de la orden, trabaja para mantener
su familia, comprar los medicamentos de su papá y cuidarlo a el. “Fue un tiempo
corto pero valioso”, fueron dos meses que pudo estar al lado de su papá,
hablaron muchas cosas y ahí Claudio se entera que su papá era huérfano de papá
y de mamá, que él pensaba que la única forma de que Claudio no se le fuera de
las manos era por medio de los gritos y de los golpes. También que estaba
siempre en búsqueda y que no tenía mucha fe en la Iglesia institución. Que los
sacerdotes no le inspiraban confianza porque cuando la mamá de Claudio era
chica uno de ellos intento abusar de ella. Por eso cuando él les dijo que se haría
cura para ellos era como que su hijo se les moría. “ Fue un tiempo en el que
nos perdonamos muchas cosas, en el que soñamos viajar junto y nunca más pelear
por tonterías”. El 12 de Septiembre su papá se muere, antes de morir recibe la
primera comunión y le pide a Claudio que vaya a rezar por él a una Virgen de
una estampa que tenía al lado de la cama. Era la Virgen de San Nicolás, Claudio
se lo promete y a la semana se va con un amigo caminando a San Nicolás “eran
apenas 250 Km”, “ahí aprendí la devoción a María y lo que significaba la
religiosidad popular caminando a un Santuario mariano”.
En enero del año siguiente decide entrar nuevamente a
la Orden, el informe de su formador no era del todo bueno: “es una personalidad
fuerte, le cuesta la vida en comunidad y es muy crítico de la realidad de la
orden”. Su provincial decide que ingrese de vuelta pero en vez de ir al
Noviciado, haría otra vez el postulantado pero iría primeramente a visitar a un
Fraile en el Chaco Boliviano por un mes. Claudio parte para Bolivia y en vez de
un mes, lo dejan casi un año; le toca vivir con un Fraile mayor que la gente
del lugar llamaba “Fray Quebracho”. Vivían en las capillas, comían lo que la
gente les daba y solamente cada 20 días se acercaba al convento de Yacuiba
para pegarse un baño y descansar un día.
Fray Quebracho hacia más de 20 años que vivía solo,
escribía poemas, construía escuelas, capillas, pero sufría tanto la soledad que
se daba a la bebida “más de una vez a la madrugada tenía que llevarlo dentro de
la capilla y cambiarlo, fue una temporada hermosa, aprendí a vivir en el
silencio de la Selva, a ver atardeceres que me metían muy adentro y a compartir
la pobreza con la gente del Chaco Boliviano”. Una mañana Claudio escucha llorar
al fraile y acercándose este le pregunta “si Dios me perdonara de todas mis
infidelidades de sacerdote”. Claudio le habla de la Virgen de San Nicolás y
Quebracho le dice que se acercaría a ella. Le escribe un hermoso poema y hace fuerzas para dejar la bebida.
Al finalizar el año Claudio es enviado nuevamente a
Bs. As. y no es enviado al Noviciado; le hacen repetir nuevamente el
postulantado (que le costo bastante). Nuevamente cursa el propedeutico, pero esta vez no con los Jesuitas en el Colegio Máximo, sino en el Centro de estudios Franciscano. Hace su noviciado en Salta. Ya hacía cinco años que estaba tras los
pasos de Francisco.
En el año 90 hace su primera profesión,Ya a fines de ese año se le hace muy cuesta arriba la
vida en comunidad “con unos frailes jovencitos que no entienden nada de las
utopías”.
Comenzado el año 1991 sale de la Orden,
con pena pero agradecido “ gracias a ellos aprendí más acerca de la fe. Conocí
más de cerca de Francisco y a Clara, y realmente los sigo sintiendo mis
hermanos y mi familia”.
Decide no volver a su casa, consigue
trabajo como profesor rural en un hogar – granja de chicos deficientes
mentales, vive con ellos y les enseña “ el cultivo de la huerta, jardinería y
crianza de animales de granja; creí que este era mi lugar, cobraba un sueldo,
tenía las tardecitas libre para rezar y para vivir con estos chicos que eran
abandonados por sus papas”. Estando un año y medio viviendo con ellos, descubre
que muchos chicos son sobre medicados y maltratados para que no molesten; realiza
la denuncia y es escuchado como “ex – fraile”, pero se tiene que ir de allí.
“Ahí me invitan a participar de un gesto
de comunión en el continente, la propuesta era ir a México y volver caminando
con la Virgen de Guadalupe y un Cristo. La idea era interesante, era poder
vivir la itinerancia Franciscana, no tener muchas cosas y poder participar de
los sufrimientos de nuestro pueblo pobre y crucificado. Cuando dije que sí no
soñaba que Dios iba a cumplir su parte de hermanarme con mi historia y
conmigo mismo. No conocía a ninguno de los curas, pero la gente que me los
presento me dijo que eran unos “sacerdotes del tercer mundo”. Creo que
realmente me dí cuenta de lo que estaba haciendo cuando me vi a los pies de la
Virgen de Guadalupe y caminando por un país tan rico de historia y de fe”
Así es como Claudio recorre los países de México,
Belice, Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica, Panamá,
Dominicana, Haití y Norte de Colombia. “ Aprendí a caminar para adelante pero
especialmente para adentro”. Cuando la peregrinación se detiene unos meses
regresan a Buenos aires y él vive en un cuarto que le prestan en una parroquia.
Camina a San Nicolás con un grupo de Jóvenes y ahí conoce a quién sería después
su esposa “ yo ya sentía que en algún momento la peregrinación terminaría y que
quizás Dios no me llamaba a la vida consagrada. En Agustina encontré la
sencillez y la certeza que Dios me quería sin penas y realmente libre de mis
miedos”.
Se pone de novio con Agustina y al mes se vuelve a ir
a la peregrinación “no quería irme, pero tenía la palabra dada. Intentaría
estar unos meses y volver. Lamentablemente estuve un año fuera pero Diosito
sabe porque hace las cosas”. Recorre los países de: Venezuela; centro- sur de
Colombia, Ecuador y Perú. Estando en Lima le llega la noticia que su mamá tiene
cáncer de mama y que un hermano suyo esta en coma cuatro a causa de una
sobredosis de droga y de ser portador de H. I. V. Lugo de rezarlo mucho habla
con los sacerdotes de la peregrinación y “decido volver a Bs. As. seria también
una oportunidad para aclarar lo que sentía por Agustina y ver que es lo que
Dios quería realmente para mi vida”.
Regresa a Bs. As. ; su mamá y su hermano salen del
peligro en el que estaban. Él reanuda su noviazgo con Agustina. Le prestan un
cuarto en una parroquia para vivir y comienza a trabajar en colegios dando
catequesis. Un día charlando con un sacerdote le cuenta su miedo de si no
estará engañando a Dios al salir con Agustina. “ El padre Pablo Ticera era un
sacerdote sabio, era uno de los fundadores de la línea de Sacerdotes para el
Tercer Mundo, había sido jesuita y fue expulsado de la Compañía a comienzo de
los 70, vivía en una parroquia en Vicente López y tenía un montón de hogares
para chicos de la calle y para madres solteras. Cuando camino con nosotros en
Colombia ( a pesar de sus 70 años), hice una amistad buena con él, me pareció
un sabio. Le fui con mi temor y me dijo: “Claudio, cuando yo me muera sabré si
debía pertenecer a la Compañía y cuando vos te mueras sabrás si deberás estar
en la Orden o no. Por ahora dedicate a vivir con alegría al lado de esa
mujercita que Dios te colocó en el camino”. ” Cuando a los pocos meses el padre
se enferma y muere, me entero que antes de morir fue aceptado nuevamente en la
Compañía sin él pedirlo, me acorde de sus palabras y decidí caminar al lado de
Agustina para siempre”.
Trabaja en colegios; en el año ’99, en el mes de
Septiembre, se casa con Agustina. En el mes de Noviembre le ocurre una
convulsión. Se le realizan unos estudios y se habla de una epilepsia crónica.
En Febrero del año siguiente le sucede
otra convulsión. En Marzo los sacerdotes de un Colegio en donde trabaja lo
nombran Coordinador de Convivencia Escolar, deja de trabajar en algunos
Colegios y se dedica a ese nuevo cargo. Pero también trabaja con deambulantes
en el SIPAM y con enfermos termínales de HIV y TBC en el Hospital Tournou, en
estos dos lados enseña artesanía aborigen. También se recibe de Asesor de
Pastoral Escolar y Asesor en Pastoral Juvenil en el ISPAJ de Chile. Realiza
cursos de Consejeria Juvenil , realizo un curso de “Fundamentos Teológicos para
la pastoral Juvenil” en Chile. Y un montón de cursos más que cuando se los
comentan se ríe y dice :” sigo siendo el chico vago, pero con más libros
encima".
Tiene tres hijos con Agustina: Juan Diego ,Tobías y un
Benjamin.
Termina su secundario en Adultos 2000 a la edad de 31 años, hace el Cbs en la Uba para Sociologia, pero despues decide hacer Filosofia con los Salesianos. Se recibe de Profesor de Filosofia y Ciencias de la Educación con orientación en Pastoral Juvenil y desde hace unos años estudia una Licenciatura en Pedagogia Social...
Conclusión
Se me ocurrió
escribir la biografía de mi vida como contada por otra persona. Al volver a
leerla parece mentira que el gürisito que hondeaba a la siesta nidos de
cotorras haya podido vivir todo esto.
Al final me da un poco de nostalgia y de risa, no
interesa los títulos que uno pueda tener si realmente la vida no nos enseño
nada. Veo crecer a mis hijos, soy un hombre feliz, me tuve que separar de la mujer con la que vivi una hermosa etapa de mi vida.
Recuerdo mi paso por la Orden como algo muy hermoso, que logró sacarme de andar buscando y mintiendo cosas, pero no de mi rebeldía.
Recuerdo la peregrinación
Recuerdo cada día mi matrimonio, recuerdo la vida, comparto la vida con mis hijos, disfruto cada momento como un hermoso regalo de Dios....
Recuerdo mi paso por la Orden como algo muy hermoso, que logró sacarme de andar buscando y mintiendo cosas, pero no de mi rebeldía.
Recuerdo la peregrinación
Recuerdo cada día mi matrimonio, recuerdo la vida, comparto la vida con mis hijos, disfruto cada momento como un hermoso regalo de Dios....
Cada día se me presenta como una nueva oportunidad de
“tener un oído en el pueblo y otro en el Evangelio”, y saber que hay un Dios
que nunca me abandonó aún cuando no supe verlo.
Claudio Dios se presenta en nuestro camino de mil maneras y muchas veces distraidos no sabemos verlo, claramente tu esposa y tus hijos fueron tu amarre recibiste en ellos una lluvia de bendiciones que deberas cuidar cada dia de tu vida
ResponderEliminarperegrinar esta bueno..pero hay que volver a la vida cotidiana y al encuentro con los otros
de cualquier manera la peregrinacion nunca termina porque como vos dijiste se camina hacia adentro
maravillosa y dificil peregrinacion hacia el encuentro de uno mismo
estas en camino, segui nutriendote y poniendo el oido
el Tata te bendiga